Hace unos 30 años atrás, un grupo de padres en el mundo entendió que si tendrían hijas debían criarlas con los poderes necesarios para enfrentar el mundo que muy probablemente vendría. De su buena intención, se formaron mujeres con la capacidad de cumplir lo que ellas quisieran construir, con las habilidades para levantarse ya que les enseñaron que caer estaba bien y que quebrarse era parte de la vida. Todo muy bien, hasta que les tocó salir a la sociedad, una que no lograba asimilar que el ser inferior tuviese superpoderes. Aún así, éramos más y más a las que se nos otorgaban esas habilidades, las que veíamos una meta en el fondo y sabíamos que sólo se debíamos mapear el camino para seguir. Ante la multiplicidad de seres diferentes, la sociedad encontró una sola respuesta: asumir que eso pasaba, pero entendiendo que si existían les robarían la vulnerabilidad; años atrás les había funcionado con el hombre prohibiéndole sentir ¿por qué esta vez no funcionaría igual? De esta ma
Comencemos... hablar del 2017 es algo complicado, una montaña rusa . Basta con ver Pictoline , recuentos de los medios de comunicación o los comentarios de las persona sobre final de año, para saber que ha sido un año complejo en general. En mi caso fue un año en que la paciencia, tolerancia y fe se pusieron a prueba, dejando en el camino varias crisis del digestivas, emocionales y musculares... pero al final de eso se trató, desarrollar un poco más esas tres ¿características? El silencio del Colibrí. Mirador Los Quetzales, Dota, Costa Rica. Abril, 2017. Foto por: Brenda Lidis AlfaGo. Pero no me puedo quejar, aprendí muchísimo y prefiero contar mis regalos. Les comparto algunas cosas que puedo sumar a los aprendizajes: Las cosas seguras no son realmente seguras, el cambio es constante y aprender a sobrellevarlo debería ser una materia del colegio. Mi país tiene demasiado por conocer. Si me lee de otro país le invito a visitar el paraíso natural que es Costa Rica, y s