Dicen que cada persona tiene un chocolate favorito, para mí realmente este deleite de muchos no es tan significativo, a menos que se trate del chocolate amargo. Lo probé por primera vez a mis 16 años (¡qué edad!, el amargo no fue lo único que descubrí). No lo como a menudo, por eso cada vez que un trozo llega a mí es porque alguien a dedicado un segundo a escuchar quien soy. Ha adquirido muchos significados. Puede que sea un chocolate y su característica de amargo no inspira a las personas pero para mí, por contradictorio, ilógico y hasta masoquista que suene, es de los sabores más dulces que hay. Lo tomo, lo huelo (el olor es esencial) y entra a mi boca muy despacio experimentando un segundo de placer, casi... Estoy antojada, quiero hacer algo. Recuerdo de mi adolescencia una novela brasileña llamada "Chocolate con Pimienta". Deseo derretir el chocolate puro y mezclar con un poco de pimienta negra. Que tal unos pétalos de rosa roja triturada y me atrevería a pecar
Pase adelante, equivocarse es una opción y levantarse LA opción, que aquí la libertad que tenemos es la de aprender a vivir.