** Un día ** Suéltame un segundo que el miedo te carcome y yo tengo aberración al miedo irracional. - Ahora sí, habla. Mientras te escucho miro esos labios, los ojos que no se deciden a ser predecibles, tus manos que quiero tomar o los brazos donde me he ubicado tan pocas veces pero me sentí cómoda. Cosas que me gustan de vos, aún quiero conocerte. Me dices: - Ay, sos un caso - Te entiendo, pero... - Sí, eso pasa. Te vas y sé que muchas cosas hacen que esa puerta se cierre. No se si es el temor a que soy yo, a quienes somos o lo que llegaría a pasar. ** Días después ** Esa encrucijada que nace entre el respeto al espacio y las ganas de hablarte me hacen abrir y cerrar el chat, escribir y borrar mensajes que tienen tu nombre en el destinatario. Apareces. - Hola - ¿Cómo estás? - Bien Hay tanto que decir que el impulso no es el suficiente. Acaba la conversación sin más sonidos de aviso sobre un "nuevo mensaje". ** Algunas semana después **
Pase adelante, equivocarse es una opción y levantarse LA opción, que aquí la libertad que tenemos es la de aprender a vivir.