Lo que es esconderte, ser y no ser, pertenecerle a alguien y ser solo tuya, es tener dos y solo dar la mitad a cada quien. Pues sí, hablo del poder número dos: la infidelidad. En el hombre es realmente reprochable, en nosotras también... no lo apruebo solo digo que tenemos el poder de dividirnos en dos. Es la capacidad de entregarte de igual manera, en dos sentidos distintos, en lunas diferentes, tan sigilosas como una gata por su presa y tan astutas como la serpiente. Es el sentimiento que los dos están allí, complaciendo los deseos de mujeres distintas en un mismo envase. Tan precisas para amar, para estar presentes si ser reconocidas, para arriesgarte con el único riesgo de que en verdad solo una saldrá lastimada. En eso radica en el poder, en poder amar a más de uno, de formas diferentes y en el mismo instante... Eso sí, no he dicho que sea bueno, se tiene la desventaja que no se conoce el sabor de la entrega total.
Pase adelante, equivocarse es una opción y levantarse LA opción, que aquí la libertad que tenemos es la de aprender a vivir.