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No tendré sexo con usted: Acoso callejero

San José, Costa Rica, con una temperatura de más de 30° C. 

Una población y tradiciones en donde aún te ven diferente por vestir ''fresca'', yo le llamo vestimenta adecuada al mismo calor que tenemos en las playas. También le llamo absurdo.
Pero ese no es el problema más grande, es que, por vestirme acorde al clima o simplemente como me venga en gana, yo tenga que aguantar: autos que pasan lentamente sacando la cabeza por la ventana, muy desagradables (si me desagradan tanto que revuelven el estómago) palabras o frases como "rica", "huy mi amor" o la afamada "venga y se la chupo".
En el bus, eso de que se acerquen demasiado; deben entenderlo, 'su patología no me interesa, si es que se excita por tenerme cerca'' o ''no señor, que quiera acercar su pene no es de mi interés, menos uno que se erecta solo con pensar en acercarlo''.
Expresiones y acciones que han a salido de jóvenes y viejos, encorbatados y motociclistas, desde BMW o un Hyundai, caminando o no, no hay estado social, tendencia o nivel educativo a la que se adjudique esta forma ilógica de actuar.
Quiero ponerme en los zapatos de esas personas y no he entendido ¿Qué gana con gritarme en la calle?
No tiene gran análisis entender que claramente su expresión no me hará volver y decir: "espere, vamos al motel" o "hey, estoy súper excitada por esto, gracias por satisfacerme".
No apelaré a decir que ''podría ser su hija'' o ''le gustaría esto para su pareja'' porque somos una cultura poco empática cuando se trata de contextualizar o acercar una situación, pero si me gustaría que entienda esto:

Señores (si así se les puede llamar),

esto se llama acoso callejero y no tengo porque sentir violentado mi derecho a transito libre sin acosadores.

No, no tendré sexo con usted. 
Sí, puedo vestirme como yo me sienta cómoda o yo quiera verme. 
No, no le pregunté que piensa al verme.
Sí, yo elijo mi vida sexual y usted no está invitado.
No, no puede tocarme sin mi consentimiento.
Sí, es mi vida, mi camino, mi tiempo y mi cuerpo.
No, no tiene derecho de ultrajarme.
Sí, tengo derecho a denunciarlo y a una vida sin su acoso.

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