La vida da todas las vueltas que quiere o las que la dejamos dar. Pues hay momentos en que se detiene. Sí, se detiene en las paradas que nunca imaginamos.
Pues cuando se le ocurre detenerse llega un punto en que nos deja pensando ¿y ahora qué?
Esta pregunta lleva a un enfrentamiento con el corazón, con el alma y con lo que somos. Pero ante todo, nos enfrenta a la decisión más difícil de la vida: encontrarnos a nosotros mismos.
Un acetato en el dedo, un mapa, la brújula de Jack Sparrow, ver hacia donde está la puerta de la iglesia o la estrella del norte... no, no ninguna sirve cuando a la vida se le ocurre detenerse.
Así que enfrentarnos a nosotros mismos solo se hará acompañados de nuestro pasado y nuestro presente; así encontrar la gasolina para que vuelva a caminar.
Pero me dijeron que existe una forma de no hacerlo sola, así que, en esta parada extraña, en este pueblo desconocido me dedicaré a encontrar eso que no conozco para enfrentarme a mí y luego convencer a la vida que continúe.
Hay días de días, estos parecen más largos y este efentamiento tiene olor a tiempo, a insertidumbre y espero a bendición.
Comentarios