Vuelvo con el tema, hay días de días, pero ayer fue un día que pasó de ser las pocas vacaciones que tendré a un cambio en algo importante que no me atrevía a cambiar.
Me explico: estaba acostada viendo televisión cuando me levanté y dije "terminaré de recoger mi cuarto". No se asusten, pero mis pocas vacaciones (a voluntad, lo sé) no me han permitido terminar de recoger el desorden que provoca un semestre.
De recoger el cuarto, pasé a pintarlo... ¿pintarlo? pero no lo hacía desde que lo pinté con... pero mi cuarto es escenario de muchos recuerdos lindos como la vez en el cole que... ese día fue lindo para una chiquilla de diecisiete años tener a quién amaba tan sólo durmiendo allí, donde ella sólo podía soñar con él.
No parece un gran acontecimiento, pero explicaré más. Un cuarto es el lugar donde las personas pueden comer, dormir, estudiar, hablar por teléfono, soñar despiertos y ciertas veces el recuerdo de momentos que se mantienen en secreto.
Recuerdo cuando Nico se iba para Bélgica, duró cuatro días ordenando el cuarto para dejar todo ordenado antes de irse a una nueva vida; cuando entré al cuarto de Nat me di cuenta que refleja cada parte de ella; en las últimas dos semana Ángela llena Twitter y Blogger hablando del nuevo cuarto con sus implicaciones negativas y positivas; y cuando Ale se le ocurrió preocuparme por su bienestar me pregunté que habrá pensado de mi espacio.
Mi cuarto hace dos días era un reflejo de la única vez que dejé a una persona transformar junto a mí, lo que me pertenece; representaba mis ganas de ser profesora, mi negación a crecer en algunos ámbitos, mis ganas de libertad que solo podría plasmar en la pared.
Pues sí, ayer fue de esos días en que de repente me levanto y cambio algo en mi vida. Para los y las que me conocen saben que las mayores decisiones que tomo son producto de momentos en que ya es necesario cambiar, si usted es de esas personas que cree que con un año me conoce, le comunico que no lo hace porque si no ha visto una acción de estas, no lo hace, si usted solo le gusta leer lo que esta joven escribe ha ganado lo que muchos y muchas pretenden saber: "el momento en que cambio".
En fin, agarré toda la pintura que había en mi casa y comencé a pintar, mi padre me ayudó pero por ser de lo que tenía no pude terminar hoy.
Si aplico esto a lo que regularmente soy, un día me doy cuenta que debe cambiar lo que vivo, solo que a mis veintiún años aprendí a tomar lo que tengo y lo que quiero para llegar a lo que busco, pero si me faltó pintura para terminar ese camino esperar es un requisito casi satisfactorio, así que nada pasa, puedo seguir viviendo hasta que encuentre lo que me falta.
¿Mi cuarto quedó como quiero? No se, ¿porqué adelantarme? ya no me estreso por si saldrá todo como lo esperado, eso sí lo que dejé listo quedó muy bien.
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