Si usted lee este blog desde que comenzó sabrá que no es extraño. Si es usted ocasional no entenderá la introducción extraña que, según mi querida profesora Clark, acostumbramos los ticos. Si usted se encontró este post por casualidad espero le guste.
Una amiga escribió en una popular red social la frase "se siente feo escribir bonito para alguien que no se da cuenta". Eso resume lo que he sentido toda la semana.
Escribir bonito, elogiar bonito, entregar bonito, apoyar bonito... soy de las personas que hacen eso una y otra vez hasta que los beneficiados o las beneficiadas se aprovechan de eso. Me he propuesto a que no vuelva a suceder eso.
En los últimos meses he detenido a diversos entes de mi vida, poniendo mis necesidades o deseos al mismo o mayor nivel. Pero eso está pasando de nuevo, eso que tanto temo vuelve a suceder y no quiero.
Ya hay un nervio en mi que está respondiendo al estímulo que le brindan impulsos de felicidad efímera. No me mal entiendan, estos impulsos en particular son totalmente imperfectos, convenientes (depende del día para mi o para el otro) y hasta bizarros.
Era fácil, sencillo, divertido, hasta que llegó el instante en que me quedé sin palabras, olvidé la oración y respiré con más fuerza de lo normal.
Eso que temo está creciendo, tengo dos opciones: irme antes de caer o vivirlo hasta sangrar... la segunda tiene un potencial con probabilidad casi infinita, la primera... es luchar por lo que nunca he sangrado, por huir...
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