Hoy voy a escribir algo que definitivamente tengo que escribir. No se si creerán en las almas gemelas, en la media naranja o en una persona prescrita en el destino, pero si les puedo decir que el amor en pareja es un complemento. No soy ni la más experimentada ni el mejor ejemplo en cuanto a relaciones pero escribir esta historia vale la pena, más aún cuestionarla o analizarla.
Según Platón los seres humanos al inicio de los tiempos, cuando había un contacto directo con el Olimpo, estaban unidos los cuerpos por la parte de atrás, de dos en dos. Sin embargo los dioses vieron que eran muy fuertes juntos, así que decidieron separarlos y repartirlos por toda la tierra. Desde ese momento cada quien anda buscando aquella otra parte de si que le hace fuerte. Cuando se encuentra a esa persona se logra un complemento, a veces confuso al decidir hacia donde caminar o hacia donde ver, pero la fuerza es incomparable. Desde el punto en que se encuentran los complementos escribo la siguiente historia.
Así creo yo es el amor de pareja. Dos personas no son iguales, no pueden ver siempre al mismo horizonte, pero dos personas diferentes que se logran complementar construyen lo mejor, el amor.
Si uno sabe sembrar de la mejor manera y el otro enaltece la siembra cosechándola en el punto más recomendado, el producto será alegría para los agricultores.
Algunos dirán, ¿la idea no es sembrar juntos?... Para mí los seres humanos tenemos habilidades y destrezas diferentes, para eso buscamos a aquella persona que nos haga fuertes en los que no logramos serlo y viceversa.
Al final de los años eso es lo que queda, lo que los dioses querían evitar, una fuerza infinita.
Según Platón los seres humanos al inicio de los tiempos, cuando había un contacto directo con el Olimpo, estaban unidos los cuerpos por la parte de atrás, de dos en dos. Sin embargo los dioses vieron que eran muy fuertes juntos, así que decidieron separarlos y repartirlos por toda la tierra. Desde ese momento cada quien anda buscando aquella otra parte de si que le hace fuerte. Cuando se encuentra a esa persona se logra un complemento, a veces confuso al decidir hacia donde caminar o hacia donde ver, pero la fuerza es incomparable. Desde el punto en que se encuentran los complementos escribo la siguiente historia.
Dos jóvenes se encuentran en el momento que los dos más se necesitaban, cuando las fuerzas no daban para cada quién. Cada uno poseía diversas habilidades, las cuales fueron descubriendo conforme pasaban los días.
Él sembraba a la perfección, en cambio a ella no le pegaba ni la planta más sencilla de sembrar. Por otra parte él no podía cosechar ninguna planta ya que las confundía o las arrancaba antes de tiempo, ella tenía la habilidad perfecta para cosechar el lugar y momento indicado.
Al descubrir las habilidades fueron a escoger las más maravillosas semillas, el abono y la tierra ideal para la siembra.
La primera cosecha fue un éxito, siendo cada uno partícipe de su papel. Cierto día los ojos de ambos se nublaron y una lluvia torrencial los inundó, lo que provocó que se alejaran.
Él decidió continuar con la práctica pero cada cosecha era peor que la anterior; ella al tomar la misma decisión no vio nunca crecer sus semillas y si lo hacían no eran frutos convenientes.
Luego de un tiempo se volvieron a encontrar, sus miradas más brillantes que la primera vez solo que esta vez mostraban la sed que tenían uno del otro. No era solo el gran producto que ambos obtenían, si no el proceso de hacerlo juntos, la magia que se podría ver luego del corazón de ambos dispuestos a tomarse de las manos.
La atracción era inevitable, los corazones palpitaban y sus cuerpos se necesitaban...
Así creo yo es el amor de pareja. Dos personas no son iguales, no pueden ver siempre al mismo horizonte, pero dos personas diferentes que se logran complementar construyen lo mejor, el amor.
Si uno sabe sembrar de la mejor manera y el otro enaltece la siembra cosechándola en el punto más recomendado, el producto será alegría para los agricultores.
Algunos dirán, ¿la idea no es sembrar juntos?... Para mí los seres humanos tenemos habilidades y destrezas diferentes, para eso buscamos a aquella persona que nos haga fuertes en los que no logramos serlo y viceversa.
Al final de los años eso es lo que queda, lo que los dioses querían evitar, una fuerza infinita.
Comentarios
Lo más malo es cuando ese alguien quiere cambiar tu personalidad. Vivir con alguien que no te acepta como sos es como cruzar el valle de lágrimas. A mí me pasó.